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Conociendo la Piel desde Adentro: La base de toda formulación cosmética

Conociendo la Piel desde Adentro: La base de toda formulación cosmética

Cuando comencé en el mundo de la cosmética natural, una de las primeras cosas que comprendí fue que para crear productos verdaderamente efectivos, primero debía conocer a fondo la piel: cómo funciona, qué necesita y por qué responde de ciertas maneras. La piel no es solo una superficie que embellecemos; es un órgano vivo, inteligente y profundamente conectado con nuestro bienestar general.

La fisiología de la piel: más que una barrera

Nuestra piel es el órgano más grande del cuerpo. Está compuesta por tres capas principales: epidermis, dermis e hipodermis, cada una con funciones específicas e imprescindibles.

  • La epidermis es la capa más externa. Aquí se renuevan constantemente las células, se produce la queratina, y encontramos la barrera cutánea que nos protege del mundo exterior.

  • La dermis, ubicada justo debajo, es rica en colágeno, elastina y vasos sanguíneos. Es la responsable de la firmeza, elasticidad y nutrición de la piel.

  • La hipodermis o tejido subcutáneo es donde se almacena grasa, energía y se regula la temperatura corporal.

Conocer esta estructura me permitió entender por qué algunos ingredientes  funcionan mejor que otros, cómo penetran los activos en la piel y qué tipos de formulaciones convienen según cada necesidad.

Las funciones de la piel: un equilibrio que debemos respetar

La piel tiene múltiples funciones vitales, y como formuladora de cosmética natural, reconozco que mi labor debe acompañar y no interferir con estas funciones. Algunas de las más importantes son:

  • Función protectora: Actúa como escudo frente a agentes externos, microorganismos y toxinas. Por eso, evito ingredientes agresivos que debiliten esta barrera.

  • Función sensorial: Nos conecta con el entorno. Cuidar la piel también significa cuidar nuestro vínculo con el placer, el dolor, el calor y el frío.

  • Función termorreguladora: Regula la temperatura del cuerpo a través del sudor y la circulación sanguínea.

  • Función inmunológica: Contiene células que participan en la defensa del organismo. Una piel equilibrada es parte de un sistema inmunológico sano.

  • Función de síntesis: Produce vitamina D cuando se expone al sol. También genera melanina, colágeno y otras sustancias esenciales.

¿Por qué es importante este conocimiento en cosmética natural?

Porque cuando sabemos cómo funciona la piel, dejamos de verla como un simple "lienzo" y comenzamos a formular desde el respeto y la comprensión. No todo lo natural es automáticamente seguro o beneficioso; de hecho, hay extractos o aceites que pueden irritar, obstruir poros o interferir con el equilibrio del manto lipídico si no se usan adecuadamente.

Gracias a este conocimiento, aprendí a:

  • Elegir ingredientes según el tipo y estado de piel.

  • Respetar el pH natural cutáneo.

  • Crear fórmulas que protejan la barrera hidrolipídica.

  • Combinar activos que se sincronicen con los procesos naturales de la piel (como la renovación celular nocturna o la respuesta antiinflamatoria).

Cuidar la piel es cuidar la vida

Formular cosmética natural no es solo mezclar aceites y plantas; es una forma de diálogo con el cuerpo. Es acompañar los ritmos de la naturaleza que habitan en nosotras. Por eso, comprender la fisiología y funciones de la piel no es opcional, es esencial. Nos da las herramientas para crear productos más conscientes, más eficaces y, sobre todo, más humanos.


Con cariño, una alquimista de la cosmética y cosmiatra: Karola Navarro Xochiquetzal

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