Resiliencia: el valor invisible que sostiene nuestra marca, negocio o emprendimiento.
¿Conoces la historia del bambú japonés?
Esta planta pasa siete años creciendo en silencio bajo la tierra. Durante todo ese tiempo, desde fuera, parece que no sucede nada. Pero en realidad, está echando raíces profundas y fuertes. Cuando finalmente brota, puede crecer hasta 30 metros en pocas semanas. Lo más increíble: aunque es flexible y se dobla con el viento, no se rompe.
Este símbolo es la metáfora perfecta para lo que significa emprender con propósito.
En nuestro proyecto de cosmética artesanal, también vivimos momentos donde parece que nada avanza: fórmulas que no resultan, cambios de estrategia, mercados difíciles, meses sin ventas, frustraciones silenciosas. Pero como el bambú, no dejamos de echar raíces.
Raíces en nuestros valores: cuidado del cuerpo sin dañar la tierra.
Raíces en la honestidad: solo ingredientes nobles y naturales.
Raíces en la paciencia: educar al consumidor lleva tiempo.
Raíces en el amor: por lo que hacemos y por quienes lo reciben.
Resiliencia no es resistir a cualquier costo, sino responder con virtud cuando todo se complica.
Cuando elegimos seguir sin traicionarnos, cuando reformulamos en lugar de rendirnos, cuando adaptamos sin perder el alma del proyecto… estamos practicando resiliencia.
Hoy quiero compartir esto contigo, que acompañas este emprendimiento y que quizás también estás sembrando tus propias raíces. Que sepas que si todo parece lento, eso no significa que no estés creciendo. Estás formando la base que sostendrá algo grande y duradero.
Como el bambú: puedes doblarte, pero si tus raíces son firmes… siempre puedes volver a crecer más alto que nunca.
Si también estás emprendiendo desde el alma, este espacio es para ti.
Con amor, una alquimista de la cosmética: Karola Navarro Xochiquetzal